Muchas veces comemos de manera inconsciente en base a las emociones que tenemos durante el
día; esto es lo que se conoce como HAMBRE EMOCIONAL.
Cuántas veces habremos llegado a casa cansados de trabajar y lo único que nos apetece es darnos un capricho con la comida; o hemos tenido un desengaño amoroso y, ¿qué hacemos?, pagarlo con la comida.
A través del HAMBRE EMOCIONAL queremos satisfacer nuestras necesidades de manera rápida y tapar la emoción que tenemos en ese momento.

Algunas de las causas que pueden producir el HAMBRE EMOCIONAL son las siguientes:
- Estrés
- Ansiedad
- Tristeza
- Aburrimiento
- Sentirse solo
Sabremos que es HAMBRE EMOCIONAL porque se manifiesta de las siguientes maneras:
- Aparece de repente.
- Queremos satisfacerlo generalmente con dulces, bollería o comida poco sana (pizzas, hamburguesas, patatas fritas…); es decir comida ultraprocesada.
- Puedes comer y comer en exceso y no sentirte nunca satisfecho.
- Cuando acabas de comer, tienes sentimiento de culpa.
A pesar de sentir esa culpa, lo seguimos hacemos haciendo porque hemos generado un hábito y ya
lo vemos como algo rutinario, cuando no debería ser así.
¿Qué es lo que podemos hacer para prevenirla o evitarla?:
- Alimentación consciente: Tomemos consciencia de lo que comemos; sabores, olores, cómo lo cocinamos, evitando distracciones y disfrutando de la comida.
- Mantente distraído: Camina, lee un libro, practica algún deporte que te guste.
- Puedes llevar un registro de lo que has comido durante el día para darte cuenta si te puede haber faltado o no algún nutriente.
- Busca otras maneras de gestionar tus emociones: bailando, tomando un baño, llamando a algún familiar o amigo, lee un libro, sal a caminar…
- Respira profundamente: Te ayudará a tranquilizar ese deseo de comer y en caso de que comas, será menos.